Todavía recuerdo cuando recibía cartas y notas de mi padre. Su letra era absolutamente inimitable: fuerte, rasgos rítmicos, plumazos fuertes que a veces martillaba el punto virtualmente en el papel, comas exageradas, enormes círculos sobre cada “i,” y la manera firme en que acentuaba el punto final de cada oración. ¡Y también su gloriosa firma y rúbrica! Sus cartas revelaban mucho más que las palabras. Su selección de términos daba paso al claro razonamiento, un ápice de humor, y siempre pensamiento lógico.
Una vez que revisaba unos papeles, encontré algo que él había escrito hace muchos años. Pasé mis dedos en el reverso de la página, y todavía pude palpar los surcos que él había tallado en el papel cuándo garrapateó la nota. Me quedé sentado y en silencio, acariciando el recuerdo de su vida, gracias a ese toque personal que él imprimió permanentemente en ese querido pedazo de papel.
Cynthia y yo hemos sentido algo parecido en cuanto a algunas de las notas que nuestros hijos nos han dado con el correr de los años. Su manera de expresión, junto con su estilo de caligrafía, hacían de la comunicación invaluable e irremplazable. Guardamos muchas de ellas. Si usted tiene hijos, ¡estoy seguro que tiene sus propias cartas invaluables!
En esta edad de correo electrónico y mercadeo en masa, no hay nada como el encanto y toque personal que conlleva una nota escrita a mano con una rúbrica personal. Allí hay personalidad y calor, y, sí, también esfuerzo especial . . . porque, después de todo, es mucho más eficiente teclear unas pocas líneas en un correo electrónico. Pero, ocasionalmente, es hermoso pensar que alguien todavía se preocupa lo suficiente como para echar al viento la eficiencia y mirarlo a uno directamente a los ojos, por así decirlo, con sus palabras.
Junto con nuestra serie actual de programas, Relatos Fascinantes de Vidas Olvidadas, queremos darle en este número algunos relatos fascinantes y actuales de oyentes que nos han escrito. Hay una estimada señora que oyó el mensaje: “Tomando la Vida con Gran Actitud,” y se puso a danzar . . . ¡a los 79 años! Otra conmovedora carta vino de una mujer que oyó el programa justo cuando estaba a punto de quitarse la vida. “Gracias desde lo más hondo de mi corazón,” escribió, “ y no desde el fondo del río Ohio.”
Visión Para Vivir recibe miles de cartas así todos los años. En cualquier momento en que me siento tentado a alejarme de la áspera arista de la realidad y hundirme en la niebla de la teoría, todo lo que tengo que hacer es abrirme paso por entre el montón de cartas en nuestro salón de correspondencia de Visión Para Vivir. Créame, ¡es suficiente para romper el corazón más duro!
Continuamente me asombro por la forma en que Dios usa nuestros programas para cambiar las vidas de miles y miles por todo el mundo. Debo añadir nuestras gracias a usted por sus oraciones y donativos que hacen posible nuestro ministerio.
Así que, ahora, busque un lugar tranquilo por unos pocos momentos, y voltee la página. Espero que estos relatos fascinantes le animarán a seguir más de cerca de “Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe” (Hebreos 12:2, NIV) , conforme su propio relato fascinante se desenvuelve.
¡No encantará oír de usted! Si usted tiene un relato fascinante de cómo Dios ha utilizado a Visión Para Vivir en su vida, por favor, escríbanos. Visite www.vision para vivir.org y cuéntenos su relato fascinantes.