Le debo decir que he estado preocupado acerca de cómo están las cosas en nuestros países y dentro de la familia de Dios. Mi mayor batalla ha tenido que ver con una palabra, con un concepto. Mi batalla tiene que ver con la integridad.
En nuestras naciones, y en la iglesia, ha habido un abandono, un rompimiento, y una transigencia de integridad. Los encabezados recientes nos han mostrado que la bonanza de los 1990s fue desarrollada sobre una base sin integridad. Pero la transigencia no está limitada a los presidentes de empresas que avariciosamente traicionan a sus empleados o a políticos gastando dinero del gobierno para su propio beneficio. Demasiado a menudo encontramos un relajamiento moral en los bancos de la iglesia, y peor aún, desde el púlpito.
Permítame definir lo que quiero decir por integridad. El diccionario nos dice que la integridad significa “una condición inalterada”.1 Significa ser firme. La palabra hebrea para integridad es tom, que también significa completo o sólido.
Y él los pastoreó según la integridad [tom] de su corazón,
Y los guió con la destreza de sus manos. (Salmo 78:72)
La integridad es ser completo o sólido. Usted tiene integridad si usted termina un trabajo aun cuando nadie está mirando si lo hace. Usted tiene integridad si usted cumple su palabra aun cuando nadie lo verifica. Usted tiene integridad si usted cumple sus promesas. La integridad significa la ausencia de duplicidad y es lo opuesto de la hipocresía. Si usted es una persona de integridad, usted hará lo que usted dice. Lo que usted manifiesta, usted hará su mejor esfuerzo por serlo. La integridad también incluye responsabilidad económica, formalidad personal, y pureza privada. Una persona con integridad no manipula a otros. Él o ella no es dado a ser arrogante o a alabarse a sí mismo. La integridad incluso acepta con gusto la crítica constructiva y necesaria porque aprueba la responsabilidad. Es firme. Es sólida. Es completa.
La integridad es como una roca. No se rajará cuando tiene que mantenerse por sí sola, y no se desmoronará cuando la presión aumenta. La integridad le evita temer a la luz blanca de ser examinado o resistir las exigencias rigurosas de un escrutinio cercano. Es honestidad por encima de todo.
Las palabras de Louis Adamic parecen ser apropiadas, “Hay una cierta mezcla de valor, integridad, carácter, y principio que no tiene un nombre apropiado en el diccionario pero ha sido llamada diferentes cosas en diferentes tiempos en diferentes países. Nuestro nombre en Estados Unidos para eso es 'agallas'".2
Me gusta eso. Integridad es tener las agallas para decir la verdad, aun si nos puede hacer daño hacerlo. Integridad es tener las agallas para ser honrado, aun cuando hacer trampas puede darnos una mejor calificación. Integridad es tener las agallas de citar fuentes en lugar de plagiar.
Pero hay ciertas cosas que la integridad no es. La integridad no es perfección sin pecado. Una persona con integridad no vive una vida absolutamente libre de pecado. Nadie lo hace. Pero una persona con integridad rápidamente reconoce sus fallas y no esconde lo que ha hecho mal.
Ahora, al referirnos a esta señal fundamental del carácter, yo pudiera parecer como el "caballero en el caballo blanco" pero ustedes me conocen mejor que eso. Yo fallo al igual que todos. Mientras más pronto usted recuerde eso, mejor nos llevaremos. Pero acerca de la integridad, yo le doy mi palabra. Usted sabrá si yo he fallado o si Visión Para Vivir ha fallado de alguna manera. Yo le diré. Yo no le haré pensar que algo es cierto si es falso. Eso es lo menos que puedo hacer como un ministro del evangelio.
La integridad es esencial en la iglesia, en el negocio, y especialmente en el hogar. Cuando usted actúa con integridad, usted la deja como un legado para que sus hijos la sigan (Proverbios 20:7). Es lo que yo llamo la huella del padre.
Bendito es usted si ha tenido un padre con integridad y una madre con agallas.
Cuando usted trabaja con integridad, usted honra al Señor. En cualquier profesión que usted esté, su carácter y su conducta son métodos de ministerio. Hace más de 50 años, Elton Trueblood escribió,
Es difícil pensar de cualquier trabajo en el cual el elemento moral no esté presente. La habilidad del dentista es totalmente irrelevante si él no tiene principios y es irresponsable. En ese caso, hay poco que le prevenga extraer muelas innecesariamente, porque el paciente normalmente no puede hacer nada. Es fácil ver el daño que puede ser hecho por un abogado sin principios. De hecho, tal persona es mucho más peligrosa si tiene habilidad que si no la tiene.3
¿Pone usted alambre en las paredes? ¿Repara usted automóviles? ¿Trabaja usted con números? ¿Vende usted ropa? Quizás usted practica medicina o leyes. Lo importante no es que clase de trabajo hace, sino si usted trabaja con integridad. Quizás usted trabaja detrás del telón, y el único agradecimiento que usted recibe es la satisfacción de hacer un trabajo bien hecho. ¿Hace usted trampa en sus exámenes? ¿Está usted engañando a su pareja? Algunos tienen la audacia de hacer esas cosas y llamarse cristianos. ¡No es extraño que el mundo está confuso!
¿Quiere usted asombrar al mundo? Comience aquí. . . demostrando las agallas para hacer lo correcto cuando nadie está mirando. Toma verdaderas agallas para mantenerse firme con integridad en una cultura debilitada por la hipocresía. Comience hoy.
1 Merriam-Webster's Collegiate Dictionary [Diccionario universitario de Merriam-Webster], 10ª ed. Vea «Integridad».
2 Louis Adamic, A Study in Courage [Un estudio sobre el valor], 1944, como es citado por John Barlett en Familiar Quotations [Citas conocidas], 13ª ed. (Boston, Mass.: Little, Brown & Co., n.d.), p. 981.
3 Elton Trueblood, como es citado por Charles R. Swindoll en Leadership: Influence that Inspires [Liderazgo: Una influencia que inspira] (Waco, Tex.: Word Books, 1985), p. 35.